Caminar por el Campus Guácimo puede convertirse en toda una experiencia: si entras a la cafetería puedes escuchar en una mesa a personas hablando en español y si caminas un poco más llegas a otra mesa en la que hablan en shona, suajili, francés o quechua. La comunidad EARTH ha aprendido a decir gracias en muchas lenguas y esa riqueza cultural se manifiesta en cada rincón de la Universidad y en la vida cotidiana dentro del Campus.
La mezcla de culturas, contextos, idiomas y creencias hacen que en el espacio abunden la tolerancia, la paciencia y la empatía para que entre estudiantes, funcionarios y facultad exista una comunicación asertiva y redes de apoyo en las que se derriban estigmas culturales, religiosos y raciales.
Este aspecto es fundamental para el modelo educativo de EARTH: los estudiantes tienen la oportunidad de trabajar con pares de distintas nacionalidades y expandir su visión del mundo, aprender sobre otras realidades, encontrar similitudes en los retos diarios de sus comunidades y así, trabajar en conjunto para buscar soluciones que sirvan no solo en Guatemala, Costa Rica o Colombia, sino también en Jamaica, Kenia o Zimbabue.
Dos estudiantes nos cuentan cómo la multiculturalidad ha impactado sus vidas:
Danzar para agradecer a la tierra
Sharlyn Britney Baldeon Chupayo (Promoción 2025, Perú) sabe mover los pies, los brazos, las caderas. Se lo enseñó su abuelo materno, un indígena huanca de la región andina del Perú quien a su vez aprendió de sus abuelos a danzar para agradecer a la tierra por el maíz, las papas, el café. Sharlyn dice que es mestiza, es huanca pero también asháninca, es la mezcla de muchas culturas nativas, en su sangre fluye la riqueza de los Andes y el verde exuberante de las Amazonas.
Eso es lo que ha representado en EARTH cada vez que ha subido a un escenario para bailar frente a la comunidad y mostrar un pedacito de lo que sus ancestros han hecho durante cientos de años, para conectar con otras personas y con la esencia de la tierra. Sharlyn lleva su cultura con orgullo y lo muestra con sus pasos de baile, sus coloridos vestuarios y un maquillaje simbólico con el que honra a su familia. Cada vez que tiene la oportunidad, Sharlyn baila.
Para ella es importante hacerlo aquí, durante su paso en EARTH, pero también cuando está en su comunidad, porque muchas generaciones y etnias de Perú están siendo absorbidas por la globalización y muchas de las tradiciones están quedando olvidadas. “Somos muy pocos los que quedamos porque la globalización hace que tengamos acceso a nuevas cosas y eso hace que se pierdan las costumbres. Entonces es muy poca la gente que practica las danzas; algunos jóvenes luchamos constantemente por reivindicar la cultura”, cuenta.
Su abuelo también le enseñó a trabajar la tierra, le enseñó a sembrar siguiendo los movimientos de la luna y las estaciones, “saberes indígenas”, dice ella. Por eso, cuando llegó a EARTH – gracias a una beca de Mastercard Foundation – y se encontró con tantos compañeros que venían de otras culturas, con otros conocimientos y motivaciones, se impresionó en sobremanera y al mismo tiempo, vio en eso un reto y una oportunidad para enriquecerse como persona y como profesional.
“Yo creo que el hecho de tener que convivir con muchas culturas y reivindicar la mía, me va a ayudar de forma positiva a poder aceptar al resto de personas, a poder ser un poco más paciente y tratar más a la gente. Mi carrera engloba trabajar con productores y trabajar con gente distinta y por eso creo que aceptarme a mí misma y a mis raíces me va a ayudar a aceptar a otros. Aprender el arte de interactuar con muchas culturas te abre puertas y aprendes a desenvolverte. Y a valorar la cultura y los conocimientos de los demás. Pienso que me hubiese gustado que eso le pasara a mi abuelo, porque él tenía muchos conocimientos pero a veces se topaba con profesionales que se creían superiores por tener un título. Yo quiero hacer la diferencia”.
Sharlyn sueña con regresar a Perú para crear mercados más justos, apoyar a pequeños agricultores y capacitarlos en prácticas agrícolas sostenibles que les permitan mejorar su producción y a la vez, su calidad de vida.
Trenzar el cabello y bailar como una reivindicación cultural
Ifeoma Cynthia Ogbu (Promoción 2026, Nigeria) es la mayor de cuatro hermanas en un país en el que – según cuenta – todavía se espera que cada familia tenga un hijo varón que se encargue de cuidar la casa. Dice que tiene suerte de haber nacido en la familia que le tocó porque sus padres, en lugar de decepcionarse por no tener un hijo, la han impulsado a ella y a sus tres hermanas a estudiar, trabajar y romper estereotipos de género.
Al terminar la escuela secundaria y mientras Cynthia se esforzaba por encontrar una oportunidad para continuar con sus estudios universitarios, trabajó como secretaria, maestra, cocinera y trenzadora. Aprendió a hacer trenzas viendo videos por internet y observando con mucha atención como otras personas lo hacían. Para Cynthia, trenzar el cabello es una manera de honrar la cultura africana, ya que las trenzas han sido utilizadas durante cientos de años no solo como una forma de expresión, sino también para comunicar estatus sociales, edad, procedencia étnica e incluso rutas encriptadas de escape para los esclavos.
Con el apoyo de una beca de Mastercard Foundation, Cynthia viajó a Costa Rica en el 2022 para formar parte del Programa de Español e Inducción Cultural antes de empezar el estudio de Ciencias Agrícolas en EARTH. Al llegar a tierras costarricenses, el choque cultural fue más allá de lo evidente: le tomó un tiempo acostumbrarse a la comida, al clima, al idioma. Sin embargo, Cynthia creció enormemente gracias a esta experiencia y tuvo la oportunidad de compartir su cultura con su “familia tica”, quienes la albergaron durante susu primeros meses en EARTH, y sus nuevos amigos y compañeros.
“EARTH es un lugar en donde eres libre, donde vives como un pájaro. Eres libre de tomar tus propias decisiones, nadie te discrimina por ser una mujer. Aquí vives en un entorno multicultural y vives como en familia, en un ambiente en el que debes tener una mentalidad abierta y el derecho a expresarte. En EARTH puedes compartir tus opiniones y la gente te escucha, es tan reconfortante que te sientes como en casa aunque no estés en casa. Por eso, estando aquí, me siento muy feliz”, cuenta.
Como Sharlyn, cada vez que tiene la oportunidad, Cynthia baila. Lo hace junto a otros estudiantes africanos de países como Ghana, Uganda y Camerún. Bailan música de todo el continente y rinden homenaje a la cultura cálida y alegra que los define. Cynthia cuenta que incluso han tenido la oportunidad de presentar sus coreografías fuera de la Universidad, como en el Festival Flores de la Diáspora Africana, celebrado en San José.
En EARTH, Cynthia sigue bailando al ritmo de afrobeats y sigue trenzando el cabello de sus compañeras. Lo hace con delicadeza y con mucha agilidad, recordando con cada movimiento de dónde viene y hacia dónde va.