Lorena Álvarez siempre soñó con estudiar. Viene de una zona rural costarricense y cuando estaba pequeña, las posibilidades eran limitadas. La idea de verse a sí misma con un birrete y un título en mano fue por mucho tiempo una imagen difusa, casi imposible de lograr. Por eso, cuando concluyó el programa intensivo del Proyecto Sistemas Agroalimentarios Resilientes (RAS), en el que aprendió desde finanzas hasta mejores prácticas agrícolas, y recibió en sus manos un certificado de formación, se sintió, en sus palabras, “como una chiquilla”. Había cumplido un sueño.
RAS es uno de los proyectos de EARTH Futures, el centro global de soluciones de nuestra Universidad. EARTH Futures es como una mano derecha que tiene como fin expandir el impacto de EARTH en comunidades rurales a través de alianzas estratégicas con instituciones, en este caso la Fundación Walmart, que también buscan mejorar las condiciones de vida de las personas y, a su vez, conservar los recursos naturales.

Lorena tiene 57 años. Es ama de casa y le encantan las plantas ornamentales, a las que cuida con empeño en su jardín. Nunca se había atrevido a sembrar hortalizas, no sabía cómo, le daba miedo hacerlo mal. Hoy, después de completar el programa, tiene un pequeño huerto en donde cultiva culantro, lechuga, tomate y otros alimentos para el consumo de su familia. Ha aprendido incluso a llevar registros financieros. “El primer día creí que iba a abandonar el barco porque para mí los números son muy difíciles, pero ahora sé como llevar las finanzas de mi casa. Nunca pensé que a mi edad aprendería tanto”.
De la finca familiar a la biofábrica: ese ha sido el camino de Yendry Bogantes, una participante que creció en una familia de agricultores y siempre tuvo una conexión especial con el campo, por eso decidió estudiar agronomía y descubrió su vocación por la sostenibilidad. Ante una crisis de insumos agrícolas que atravesó Costa Rica en el 2021, comenzó a experimentar con insumos orgánicos en la parcela de su familia. En 2024, se unió a Nutriendo el Futuro IV, un proyecto financiado por Cargill y ejecutado por la organización CARE en conjunto con EARTH Futures, a través del cual recibió capacitaciones para perfeccionar sus técnicas productivas y llevar su empresa al siguiente nivel. Hoy, Yendry es dueña de su propia biofábrica, en donde produce cuatro bioinsumos comerciales y varios más en proceso de validación.
Historias como la de Yendry y Lorena se han repetido en diferentes comunidades del país gracias a estos proyectos y al compromiso de las y los participantes.
En el caso de Zaida Miranda, el aprendizaje no solo fue técnico, sino también humano. “Para la última actividad, fuimos en buseta desde muy temprano, sin saber quién más iba”, recuerda, “y terminamos conociendo mujeres de otras comunidades; mujeres valientes, luchadoras, llenas de ideas”. Zaida tiene 51 años y ha dedicado su vida al cuido de su hogar y a labores agrícolas junto a su esposo. Hoy, cultiva sus propias hortalizas con germinación propia. “En la gira vimos una mujer con un emprendimiento de fresas, empoderada. Eso para mí fue una inspiración”, cuenta. Se refiere a Sabrina Herrera, quien formó parte de la primera generación de Nutriendo el Futuro IV y quien ahora lidera su propio proyecto productivo.


Esa misma fuerza mueve a Glenda Lee Robinson, de 57 años, quien vive cerca del Caribe costarricense, y ha encontrado en su huerta una forma de cuidar su salud y la de su familia. Aunque enfrenta dificultades médicas, Glenda no se detiene: para ella, una huerta casera no solo es una fuente de alimentos frescos, también es empoderamiento. “Gracias a estos cursos aprendí a cuidar el ambiente, a cuidar las finanzas y a fortalecer la unión familiar y comunitaria”, cuenta.
Las giras o tours de aprendizaje son esenciales en ambos proyectos, forman parte de una metodología participativa en la que cada persona aprende no solo del equipo facilitador de EARTH Futures, sino también de sus propias compañeras. En estos espacios, diseñados con intención y humanidad, se cruzan saberes, se construyen vínculos y se fortalecen identidades. Tanto en Nutriendo el Futuro como en Sistemas Agroalimentarios Resilientes (RAS), las sesiones incluyen desde agricultura sostenible y educación financiera hasta habilidades socioemocionales y enfoque de género. Se crean espacios lúdicos y flexibles, como reuniones rotativas en casas, en donde se comparten alimentos, donde las que son madres pueden ir con sus hijos para que no falten a las sesiones, y donde se abren conversaciones para fortalecer vínculos, autoestima y comunidad.

A mediados de junio del 2025 Nutriendo el Futuro IV entregó un certificado de formación a 69 mujeres y 26 hombres y RAS a 112 mujeres y 22 hombres. Aunque Nutriendo el Futuro está a punto de finalizar su ciclo, muchas de las metodologías desarrolladas por su equipo se implementarán y se mezclarán con las de otros proyectos. EARTH Futures ha creado algo que trasciende las capacitaciones técnicas: un espacio horizontal en donde el aprendizaje se construye en comunidad, se adapta al contexto y, sobre todo, empodera a las personas, especialmente a las mujeres rurales. Para muchas de ellas, participar en una gira o en un acto de graduación significa resignificar su trabajo y su rol en la comunidad. Una graduación no es un cierre, es una afirmación: de que su conocimiento, su esfuerzo y su liderazgo importan.