Riley Thomson (Promoción 2009, Canadá) ha vivido desde niño entre los trópicos de Costa Rica y el clima continental de Canadá. Tenía cuatro años cuando su familia dejó su país natal para construir un nuevo hogar entre los mares y las montañas costarricenses. En ambos países, su familia tenía una conexión especial con los espacios naturales. Acampaban y exploraban bosques, ríos, playas. Así fue como Riley se enamoró de la naturaleza y decidió que quería dedicar su vida a conservarla. Siendo muy joven, pensó que iba a ser biólogo, hasta que un día escuchó de EARTH y se dio cuenta de que las Ciencias Agrícolas también le permitirían estudiar la biodiversidad y que EARTH, además, le daría la posibilidad de experimentar y aprender haciendo.
“Trabajar en agricultura en los trópicos nos obliga a entrelazarnos con la naturaleza. La ecología detrás de la agricultura está mucho más presente acá en Costa Rica que en el norte, en donde predominan los monocultivos y las ventanas de cultivo son muy específicas por las estaciones. En los trópicos, casi que tenemos la obligación de ser ecológicos en nuestro enfoque. Tener la experiencia de ambos mundos —el tropical y el del norte— nos puede hacer más completos como profesionales. En mi caso, trabajar en la cadena de café me ha permitido empatizar con productores en el sur y con consumidores en el norte. Entender ambas realidades agrega un enorme valor a las relaciones y a la equidad dentro de la cadena productiva”, cuenta.


En EARTH, Riley no estudió sobre el café. Su enfoque fue la agricultura biointensiva y sostenible, con un interés especial en los sistemas agroforestales. “Quería trabajar con un cultivo que se integrara al paisaje, no que lo desplazara”. Esa mirada lo llevó a elegir el café como su campo de trabajo, no solo por sus posibilidades productivas, sino por su potencial de regeneración ambiental. Actualmente, Riley lidera el Departamento de Sostenibilidad de Volcafe en Costa Rica, una empresa global que comercializa el grano. Desde ahí, trabaja directamente con pequeños productores costarricenses y con compradores en Europa y América del Norte. Su labor consiste en conectar ambos extremos de la cadena, no solo desde lo comercial, sino desde lo humano: entender la realidad de las fincas tropicales y traducirla a los estándares de sostenibilidad que exige el mercado.
“Muchas veces los criterios de sostenibilidad son escritos por personas sentadas en escritorios en el norte, con poca conexión con la realidad del campo”, explica. Por eso es clave que existan profesionales con conocimiento profundo de ambas realidades. Personas que puedan tender puentes, generar entendimiento, y hacer que las decisiones se tomen con más empatía y contexto.
“Estudiar en EARTH te permite entender los trópicos, seco y húmedo, desde adentro. A convivir, adaptarte y observar su biodiversidad. Y esa experiencia te forma de una manera distinta”, asegura. Ahora, trabaja de la mano con la gente, habla en un español fluido con acento costarricense y cumple su sueño de la infancia: se ha convertido en un protector de la naturaleza.